Las drusas maculares son una de las características principales de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) seca. Son pequeños depósitos de material de desecho de las células, que forman agregados amarillentos en la retina1. El 40% de su volumen está formado por lípidos, entre ellos el colesterol, por lo que a veces tienen un aspecto fluido y se las conoce como “fuga de aceite en la membrana de Bruch”2.
El resto de sus componentes son fundamentalmente proteínas, muchas de ellas implicadas en las cascadas inflamatorias, ya que la inflamación juega un papel muy importante en el desarrollo de la DMAE2. También es interesante la presencia del ß-amiloide, una proteína que también aparece en la enfermedad de Alzheimer por lo que muchos autores consideran que podría haber alguna relación entre ésta y la DMAE3.
Las drusas se suelen clasificar tanto por tamaño como por consistencia. Cuando no superan los 63 µm, se consideran pequeñas, medianas hasta los 124 µm y grandes a partir de los 125 µm1,2.
Las hay de dos tipos: duras o blandas:
Drusas duras: suelen tener un borde definido, formando pequeños óvalos o círculos.
Drusas blandas: tienden a ser más grandes y fluidas, con los bordes poco definidos. Éstas pueden fusionarse y formar drusas más, lo que aumenta la probabilidad de progresar a DMAE avanzada1.
Cuando las drusas forman parte del proceso normal de envejecimiento, no suelen causar síntomas. Sin embargo, en los pacientes con DMAE, la presencia de drusas afecta claramente a la capacidad visual. Así, la vista se vuelve borrosa, pudiendo aparecer distorsión en las líneas rectas de las imágenes (metamorfopsia). También pueden aparecer escotomas o puntos ciegos en el centro del campo de visión1.
La aparición de las drusas está asociada con procesos bioquímicos característicos de la edad ya que se ha observado que el 95% de los mayores de 43 años pueden presentar drusas. Sin embargo, no se conocen los mecanismos exactos que llevan a su formación4. Aunque están presentes en una gran parte de la población mayor, sólo una pequeña proporción sufrirá DMAE3.
Existen ciertos factores de riesgo que pueden influir en el desarrollo de DMAE, como son la edad, el sexo, la raza y la genética. Además, ciertos hábitos que pueden aumentar este riesgo, como son la dieta, el tabaco y la falta de ejercicio4,5.
Como es habitual en el diagnóstico de las patologías oculares, para la detección de las drusas se usan varias técnicas de imagen. La primera en usarse fue la fotografía de color del fondo de ojo. Sin embargo, no tiene la sensibilidad suficiente para definir los bordes de las drusas. Para resolverlo, se ha combinado con la angiografía de fluoresceína, que necesita de la inyección intravenosa de un agente fluorescente, por lo que es una técnica más invasiva6.
Otro método menos invasivo es la autofluorescencia del fondo de ojo, que aprovecha la propiedad de fluorescencia que tiene la lipofuscina de las drusas, evitando la necesidad de inyección. Esta técnica permite identificar las drusas blandas, pero pierde resolución en la región central. Para mejorar el diagnóstico, surge en los últimos años la utilización de la tomografía óptica de coherencia (TOC) que, combinada con algoritmos cada vez más precisos, permite generar imágenes en tres dimensiones de la situación de las drusas en la retina6.
Las drusas maculares son uno de los primeros signos de DMAE, pudiendo ser asintomáticas en un primer momento. Además, la cantidad de drusas y su tamaño puede influir en el riesgo de progresión de la enfermedad, por lo que su identificación y seguimiento puede ayudar a realizar un pronóstico y comenzar el tratamiento a tiempo1.
El riesgo de DMAE avanzada o húmeda es menor cuando las drusas son pequeñas o medianas, pero en pequeña cantidad, mientras que, cuando aparecen más drusas medianas o aumentan de tamaño, el riesgo de progresión se dispara. Por eso, es crucial la realización de un seguimiento periódico de las drusas y de cómo evolucionan1.
No hay un tratamiento para las drusas, ya que éstas suelen aparecer con la edad y sólo resultan preocupantes cuando derivan en degeneración macular. Por otra parte, para la DMAE seca, las primeras fases de la degeneración macular, no existe tratamiento actualmente. Para prevenir la progresión de la DMAE seca, se recurre a la modificación de los hábitos que pueden influir en su desarrollo, haciendo ejercicio, llevando una vida sana y dejando el tabaco. También se han desarrollado complementos alimenticios que ayudan a frenar el progreso de la enfermedad, basados en antioxidantes y otras moléculas8.
Se han llevado a cabo algunos estudios sobre el tratamiento de las drusas con láser para provocar su reabsorción o disolución. Sin embargo, aunque se ha tenido éxito en la eliminación de las drusas, no se ha encontrado evidencia de que esto ayude a prevenir el avance de la degeneración macular9.
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Bibliografía:
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2. Basyal D, Lee S, Kim HJ. Antioxidants and Mechanistic Insights for Managing Dry Age-Related Macular Degeneration. Antioxidants (Basel). 2024;13(5):568. doi:10.3390/antiox13050568
3. DeAngelis MM, Owen LA, Morrison MA, et al. Genetics of age-related macular degeneration (AMD). Hum Mol Genet. 2017;26(R1):R45-R50. doi:10.1093/hmg/ddx228
4. VanDenLangenberg AM, Carson MP. Drusen Bodies. In: StatPearls. StatPearls Publishing; 2024. Accessed June 27, 2024. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK559087/
5. Ulańczyk Z, Grabowicz A, Cecerska-Heryć E, et al. Dietary and Lifestyle Factors Modulate the Activity of the Endogenous Antioxidant System in Patients with Age-Related Macular Degeneration: Correlations with Disease Severity. Antioxidants. 2020;9(10). doi:10.3390/antiox9100954
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7. de Koning-Backus APM, Kiefte-de Jong JC, van Rooij JGJ, et al. Lifestyle Intervention Randomized Controlled Trial for Age-Related Macular Degeneration (AMD-Life): Study Design. Nutrients. 2023;15(3):602-602. doi:10.3390/nu15030602
8. Gorusupudi A, Nelson K, Bernstein P. The Age-Related Eye Disease 2 Study: Micronutrients in the Treatment of Macular Degeneration. Advances in nutrition. 2017;8 1:40-53. doi:10.3945/an.116.013177
9.Virgili G, Michelessi M, Parodi MB, Bacherini D, Evans JR. Laser treatment of drusen to prevent progression to advanced age-related macular degeneration. Cochrane Database Syst Rev. 2015;2015(10):CD006537. doi:10.1002/14651858.CD006537.pub3
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