En España, se estima que durante 2021 se diagnosticarán:
Nuevos casos de linfoma
Hodgkin
No Hodgkin
¿Conoces la teoría de los seis grados? Todos estamos conectados a los demás a través de, como mucho, otras cinco personas. No somos entes aislados. Estamos unidos y más cerca de lo que creemos.
Si de media tenemos unos 500 conocidos, la cuenta es sencilla: solo hay una persona entre un paciente de linfoma y tú.
Contra el linfoma, todos estamos a dos pasos de los demás. No solo de los pacientes; también hematólogos, profesionales de enfermería, cuidadores y asociaciones de pacientes.
Todos estamos a dos grados de ti.
El linfoma afecta aproximadamente a una de cada 10.000 personas.
Si conoces personalmente a Diego eres d1, es decir, estás "a un paso " de Diego.
Diego (d0) padece o ha padecido Linfoma.
Tú (d2) conoces a Ana (d1) que asu vez conoce a Diego (d0).
Usando un máximo de seis conexiones puedes conectar con Diego.
Con cada afectado (x0, z0, d0) se iniciaría una lista conectada diferente que conforman una red de conocimiento.
Con cada afectado (x0, z0, d0) se iniciaría una lista conectada diferente que conforman una red de conocimiento.
El linfoma es un tipo de cáncer que provoca un crecimiento anormal y descontrolado de los linfocitos, un tipo de glóbulos blancos que se producen en la médula ósea y se encargan de proteger nuestro organismo. Los linfocitos pueden encontrarse en todo el cuerpo, por lo que este cáncer hematológico puede comenzar en cualquier parte del mismo.
Por ello, es esencial detectar el linfoma cuanto antes para así determinar qué subtipo de linfoma se trata, localizarlo y poner en marcha un tratamiento adecuado.
Aunque algunos de los síntomas son comunes, clasificar los linfomas permite a los profesionales sanitarios abordar esta enfermedad de forma personalizada y adaptar el tratamiento de forma correcta.
El linfoma no-Hodgkin es el tipo de linfoma más habitual. Se trata de un tipo de
En España, la incidencia está en torno a los 12,3 casos por cada 100.000 personas al año en el caso de los hombres, y 10,8 en el de las mujeres. Se trata del séptimo tipo de cáncer más habitual en ambos sexos.
En los últimos años, ha disminuido la mortalidad en todos los tipos de cáncer en hasta un 3%, lo que demuestra los grandes avances conseguidos en el desarrollo de tratamientos y en su efectividad. Aunque hay camino por recorrer, es todo un logro en la lucha contra el cáncer.
Detectar el linfoma no-Hodgkin lo antes posible es clave para su evolución posterior. Los síntomas pueden ser muy variados. En 2 de cada 3 pacientes, lo más habitual es que se presente como un ganglio inflamado.
En el 40% de los pacientes pueden aparecer síntomas de fiebre, pérdida de peso o aumento de la sudoración que no se corresponden con otros problemas momentáneos (como puede ser una gripe o algún trastorno digestivo, por ejemplo).
Normalmente, el diagnóstico definitivo de este cáncer linfático se alcanza a través de una biopsia ganglionar del ganglio inflamado y, cuando sea necesario, de una biopsia medular.
El linfoma de Hodgkin o enfermedad de Hodgkin es un tipo de cáncer linfático que aparece cuando un linfocito B sufre una alteración genética que le impide llevar a cabo su principal función, la de producir anticuerpos.
De forma natural, estos linfocitos alterados morirían de manera controlada en el propio ganglio en el que nacen. Pero cuando consiguen sobrevivir, escapan y proliferan exponencialmente, provocando la enfermedad.
Los ganglios linfáticos del cuello, mediastino, axilas, ingle, abdomen o pelvis suelen ser los primeros en dar señales de alerta. Si el linfoma se extiende, el bazo y el hígado son, generalmente, los órganos afectados.
Cada año se detectan en España unos 1.400 casos nuevos, entre 2,5 y 3 casos por cada 100.000 habitantes si miramos más allá de nuestras fronteras. Las edades más comunes en el caso del linfoma de Hodgkin son entre los 15 y los 40 años, y a partir de los 55.
Los índices de curación para los estadios iniciales son muy altos. Si el pronóstico es favorable, el éxito de los tratamientos del linfoma de Hodgkin alcanza un 95%. Si el pronóstico es desfavorable, la curación está en torno al 90%. Si el cáncer está en un estadio más avanzado, los índices rondan el 80% de éxito.
Los síntomas del linfoma de Hogdkin suelen comenzar con la inflamación no dolorosa de un ganglio, habitualmente en cuello, axilas o ingle. Dentro de lo que conocemos como “síntomas B”, también puede aparece fiebre, cansancio, pérdida de peso, picor en la piel o sudoración excesiva, sin que tengan una causa justificada.
El diagnóstico se alcanza siempre tras realizar una biopsia en alguno de los ganglios afectados. También se acompaña de otro tipo de pruebas diagnósticas, como análisis de sangre o exámenes físicos.
El linfoma B difuso de células grandes (LBDCG) es un tipo de linfoma no-Hodgkin que afecta a los linfocitos B y tiene un patrón difuso de invasión de los ganglios linfáticos. Este tipo de células, de gran tamaño, invaden los ganglios linfáticos de forma agresiva y se extiende rápidamente. Por eso, es clave detectarlo cuanto antes para iniciar su tratamiento.
Siendo el tipo de linfoma más habitual dentro de los LNH (linfomas no-Hodgkin) con un 31% de los casos, los investigadores han tratado de identificar los diferentes subtipos en los que se presenta. Aunque es una labor compleja y hay más subtipos que aún no se han concretado, sí podemos clasificar varios.
Destaca por la presencia de un abundante infiltrado de linfocitos T y se suele presentar en varones adultos.
Es poco habitual y suele manifestarse en adultos y niños con inmunodeficiencia previa.
Afecta especialmente al globo ocular o los testículos.
Suele afectar a mujeres de más de 80 años y puede expandirse más allá de la piel.
Existen necesidades médicas no cubiertas para los pacientes que recaen de la enfermedad y se sigue investigando para ofrecer soluciones para todos los pacientes.
Generalmente, el linfoma B difuso de células grandes aparece con síntomas muy parecidos a los de otros linfomas de alto grado, como son la inflamación de ganglios y los llamados “síntomas B”, como la fiebre, la pérdida de peso o el malestar físico que no pueden achacarse a otras causas.
Este tipo de cáncer linfático suele aparecer en una o más regiones ganglionares (normalmente cervicales y abdominales). Si la inflamación es llamativa, es fácilmente detectable, aunque hay que remarcar que en general, no es dolorosa.
En cerca de un tercio de los pacientes, el LBDCG puede afectar inicialmente a órganos que no pertenecen al sistema linfático. Los más frecuentes son el tubo digestivo en general y el estómago en particular, lo que provoca síntomas como malestar, obstrucción del tránsito o úlceras y hemorragias digestivas.
Cuando recibimos un diagnóstico de linfoma B difuso de células grandes, es normal que nos veamos afectados no solo físicamente, sino también emocionalmente. Roche ha realizado un estudio junto con AEAL que recoge las necesidades de los pacientes y destaca, entre otras, algunas demandas de los pacientes como la implementación de programas de atención biopsicosocial o informar al paciente y sus familiares de los recursos disponibles y cómo acceder a estos.
Es importante encontrarnos acompañados en los momentos esenciales, como las visitas médicas o los tratamientos, y establecer una comunicación clara, abierta y fluida con el personal médico que pueda resolver todas nuestras dudas y preocupaciones.
La familia y amigos desempeñan un papel fundamental en este proceso. Además, las asociaciones de pacientes y los psicooncólogos tienen un papel fundamental en el acompañamiento del paciente durante su proceso oncológico. Poder hablar, expresarse y comunicar su miedo o su sensación de soledad ayuda al paciente a asimilar su enfermedad y a poder afrontarla con mejor ánimo.
Del mismo modo, si nuestra calidad de vida empeora, podemos encontrar ayuda en psicooncólogos, fisioterapeutas o nutricionistas especializados en la atención al paciente oncológico.
El contenido de esta página web, responsabilidad de Roche Farma, S.A.U y Roche Diagnostics, S.L.U, está dirigido a usuarios residentes en España. No tiene como finalidad proporcionar asesoramiento médico, sobre diagnóstico o tratamiento. Para cualquier opinión médica, acuda a un profesional sanitario.