Durante meses, millones de jóvenes han salido a las calles para protestar contra la crisis climática. ¿Cómo te sientes al respecto?
Me complace que el tema esté cobrando impulso ahora. Después de todo, la cuestión de cómo abordar el cambio climático decidirá en última instancia nuestro futuro. Ahora que los jóvenes están prestando tanta atención al tema, los políticos y las empresas tienen que reaccionar, y eso es genial.
¿En qué punto se encuentra Roche en lo que se refiere a la protección del medio ambiente?
Es parte de nuestra historia. Piense en Luc Hoffmann, quien invirtió todas sus energías y mucho dinero en la protección del medio ambiente en la década de los cincuenta, en una época en la que casi nadie estaba al tanto de este problema. La sostenibilidad ya era vital para Roche incluso antes de que se acuñara el término.
Ahora, en otros países, las empresas también se están involucrando en el movimiento climático. Roche se ha abstenido de hacer declaraciones públicas hasta la fecha. ¿Deberíamos adoptar una posición más clara al respecto?
Creo que la clave es que hagamos algo. Nuestra filosofía son más las acciones que las palabras. Otros compran su solución con certificados de CO2, pero esa no puede ser una salida duradera. Me recuerda un poco a la práctica medieval del comercio de indulgencias. Nosotros estamos reduciendo nuestro porcentaje de emisiones en un porcentaje, año tras año, y lo estamos haciendo más rápido de lo que estipula el protocolo climático.
¿El cambio climático ha afectado a tu vida? Vas en bicicleta al trabajo, ¿verdad?
Si te soy totalmente sincero, la razón principal por la que voy en bicicleta al trabajo es porque los carriles bici en Basilea son muy buenos e ir en coche lleva el mismo tiempo, si no más. Además, un poco de ejercicio no me hace ningún daño (ríe). Desde el punto de vista ambiental, esto es solo una contribución simbólica, pero a veces lo que se requiere es un gesto simbólico. Sin embargo, puedo hacer mucho más para mitigar el cambio climático a través de programas específicos. Un ejemplo es nuestra directiva interna K6, con la que hemos ido eliminando progresivamente los refrigerantes halogenados y otras sustancias que dañan la capa de ozono o el clima en los últimos años.
¿Le preocupa el estado de la humanidad?
Cuando la presión llega a ser lo suficientemente grande, los humanos siempre nos las hemos arreglado para tomar las medidas correctivas adecuadas. Esto es evidente en áreas individuales, como con el agujero en la capa de ozono. En la década de los ochenta alcanzó un nivel crítico, con un aumento demostrable de las tasas de cáncer. La humanidad reaccionó prohibiendo las sustancias nocivas y el agujero en la capa de ozono se redujo.
Pero el cambio climático está en una escala completamente diferente...
Eso es verdad, pero creo que el debate actual sobre el cambio climático muestra que hemos comenzado a hacer algo al respecto. Estos son los primeros pasos. Confío en que la humanidad logre superar la crisis. Sin embargo, probablemente tanga que ocurrir un desastre importante antes de que la gente reaccione de verdad. ¿Cuándo fue la última vez que decidió no volar de vacaciones debido a las emisiones de CO2?
Desde Daca hasta Londres, nuestros empleados hablan de los desafíos climáticos a los que se enfrentan en su día a día.
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